Relájate y disfruta

Por Tamara GJ, el 24/07/2014

Relájate y disfruta

Cuando estamos relajados nos predisponemos automáticamente a disfrutar del momento, a ser felices. Entonces ¿por qué a veces nos cuesta tanto relajarnos? Cada día podemos estar sobrecargados de problemas, preocupaciones, estrés y ansiedad, lo que nos impide recargarnos de energía positiva y motivarnos hacia nuestras metas. Cuando CREEMOS que las cosas negativas que nos ocurren sobrepasan a las positivas caemos en una trampa que puede ser fatal si no ponemos remedio rápidamente.

Las causas de muchos de nuestros malestares físicos y mentales las encontramos en nuestro día a día, en diferentes situaciones, pensamientos, acciones y emociones. Además las rutinas y hábitos que hemos aprendido a veces no son lo que necesitamos para encontrarnos bien.
En HappyMente ya hemos hablado (directa o indirectamente) de estrategias de evasión y relajación que pueden ayudarnos a estar mejor. Analizaremos qué es la relajación, cómo podemos conseguirla y aplicarla en nuestro día a día.

Queremos que conviertas la relajación en un buen hábito, en una conducta automática que te ayude a tener el control sobre tu estado físico y mental para estar abierto en todo momento a disfrutar y ser feliz.

¿Qué es y para qué sirve la relajación?

En psicología, la relajación es un estado fisiológico de hipoactivación que reduce la tensión física y mental. Cuando nos relajamos, nuestro cuerpo se regula y es capaz de conseguir una situación físico-química estable y constante incluso frente a situaciones externas. Lo que nos permite tener un control total sobre nosotros mismos, con todos los beneficios que esto implica.

Los efectos fisiológicos de la relajación son múltiples: reduce la tensión muscular, disminuye la frecuencia cardiaca y baja la presión arterial, minimiza las hormonas del estrés (adrenalina y noradrenalina), la respiración se vuelve más regular y profunda, baja el colesterol, mejora la actividad intestinal y la eficacia del sistema inmunitario.

A nivel cerebral la relajación favorece el predominio de las ondas eléctricas alfa, asociadas con la tranquilidad y receptividad. También aumentan los sentimientos positivos y nos recuperamos antes del cansancio y la apatía.

Cuando estamos relajados nos sentimos bien, nuestros dolores y estado de ánimo mejoran automáticamente. Sentimos tranquilidad y buena predisposición para afrontar lo que venga. Al relajarnos percibimos el entorno y a nosotros mismos con serenidad, con mayor claridad, prestando atención a lo que verdaderamente nos importa.

Muchas patologías tanto físicas como mentales pueden curarse o mejorar con la relajación. La ansiedad, los ataques de pánico, la depresión, el insomnio y hasta el dolor de cabeza pueden ser tratados y aliviados con las técnicas de relajación, que incluyen actividades tan diversas como caminar, dedicarse a la jardinería, meditar, escuchar cierto tipo de música…

En la mayoría de las ocasiones es más cuestión de calidad que de cantidad, es decir, si dedicamos unos minutos cada día a relajarnos (tan solo unos minutos) los beneficios son inmediatos. Eso sí, esos minutos han de ser de total atención y concentración en lo que estemos haciendo, ya sean ejercicios respiratorios, estiramientos musculares, meditación, aromaterapia… para poder interiorizarlo y hacerlo cada día de forma más eficaz.

Técnicas de relajación

Técnicas de relajación son aquellos métodos que permiten alcanzar la calma y reducir el estrés. La meditación, la risoterapia, el pensamiento positivo, la respiración, el desarrollo personal,… son temas centrales en HappyMente porque están relacionados con la búsqueda de la felicidad.

Veamos qué técnicas podemos realizar de forma cotidiana, qué nos ayudaran a sentirnos mejor:

  • Sonreir. En HappyMente somos buenos amigos de la sonrisa. Algo tan sencillo nos impulsa de forma extraordinaria hacía la felicidad. Podemos sonreír y reír en cualquier momento que nos apetezca y lo necesitemos e inmediatamente nuestro estado de ánimo mejora. Puede que si nos encontramos demasiado tristes o preocupados esa mejoría al principio sea mínima, pero es un comienzo. Disfrutar del momento, intentar sacar el lado positivo y acordarte de tus motivaciones te hará sonreír y ser feliz al instante.
  • Respiración Adecuada. Para sobrevivir respiramos de forma automática, sin pensarlo, pero muchas veces debido a los malos hábitos (prisas, fumar, fatiga,..) lo hacemos de forma superficial, incompleta, simplemente nos oxigenamos. Si aprendemos a respirar profunda y regularmente, a controlar cómo tomar y soltar el oxígeno, optimizaremos nuestro sistema respiratorio para adecuarlo a un ritmo sano, preparado para cualquier circunstancia. Existen diversos tipos de ejercicios para practicar y automatizar una respiración adecuada.
  • Ejercicio físico. Nos permite relajarnos física y mentalmente. Puede ser moderado (caminar, estiramientos) o más intenso (practicar deporte). En cualquier caso nos ayuda a liberar tensión y alcanzar un estado de relajación pleno, principalmente para facilitarnos el estar en buena forma y descansar mejor. Además de los deportes tradicionales como la natación, aerobic o atletismo, están de moda disciplinas como el Yoga, Pilates o TaiChi para ponerse en forma y conectar con nuestro interior adquiriendo mayor conciencia y control sobre uno mismo. En esta categoría también se incluiría el sexo, con relajación asegurada.
  • Masajes. Lo ideal sería acudir a un profesional para una buena sesión de fisioterapia, pero si debido al tiempo o a la economía te es difícil siempre puedes pedirle a tu pareja o cualquier persona de tu entorno, con la que te sientas cómoda y en confianza, que te de un pequeño masaje relajante en la zona que sientas más tensa. La tensión muscular se da en todo el cuerpo, pero con mayor frecuencia suele molestar la espalda, por lo que es sencillo montar una sesión casera de masajes.
  • Visualización. Existen diversas formas de relajarse a través de la visualización. Desde observar un paisaje de la naturaleza que desprenda tranquilidad (como un lago o una pradera, una flor o un árbol) hasta verse a uno mismo tumbado en la playa o en la orilla de un río bajo los cálidos rayos del sol. Puedes elegir siempre la misma escena o ir cambiando, pero ha de haber un elemento común en todas ellas (algo tipo amuleto, discreto) para asociarlo al relax y cuando no tengamos mucho tiempo, con solo visualizar ese elemento consigamos tranquilizarnos.
  • Meditación. Es un estado mental neutro que consiste en repetir un sonido o frase (mantra) que ayuda a alcanzar una concentración máxima. Suele practicarse tumbado o sentado con los ojos cerrados. También en cualquier momento o lugar.
  • Asociación Verbal. Al igual que la visualización o la meditación, la asociación verbal requiere de una serie de repeticiones para poder ser utilizada y que tenga un efecto inmediato. Consiste en buscar una palabra que nos transmita paz, serenidad, seguridad y/o tranquilidad, como “relax”. Cada vez que respiremos o visualicemos para relajarnos, cuando vayamos avanzando en el estado de relajación, repetiremos mentalmente la palabra. Al detectar que nuestra ansiedad o estrés aumenta realizaremos alguna de las técnicas practicadas, según la situación y lo que hayamos entrenado y lo acompañaremos de la palabra, multiplicando el efecto relajante.
  • Escuchar música. Si es relajante mejor, pero cualquier melodía que te ayude a concentrarte en ella, disfrutarla y recargar las pilas puede valer para comenzar. Luego es recomendable pasar a estilos suaves de música instrumental, preferiblemente, para dedicarse unos minutos al relax. La música puede acompañar cualquier otra técnica de relajación.

Cuándo y cómo relajarnos

Ya hemos visto porqué debemos relajarnos siempre que podamos y algunas formas de hacerlo, ahora hablaremos de ejemplos reales. De situaciones de nuestro día a día que aumentan nuestra ansiedad, estrés o preocupación hasta límites insospechados. También analizaremos qué se puede hacer en para recuperar el control sobre nosotros mismos y encontrarnos mejor.

Existen infinidad de circunstancias en las que podemos sentirnos desbordados, en las que creemos podemos perder el control y sentirnos mal, muy mal. Algunos de nuestros happyamigos han querido compartir experiencias cotidianas que les afectan negativamente, impidiéndoles disfrutar. Como temas de pareja, hablar en público, conducir o utilizar trasporte público (el metro para ir a trabajar), reuniones sociales o familiares, inestabilidad laboral o desempleo, jefes tóxicos o situaciones de abuso, problemas económicos, asuntos pendientes, la tecnología (teléfono móvil, ordenador, televisión…), problemas de salud propia o de algún familiar, situaciones de dependencia,…

Este tipo de situaciones forman parte de la vida, nos acompañan durante muchos momentos, de manera casi inevitable, pero procuraremos minimizar el daño convirtiéndolas en retos por superar para nuestro desarrollo y bienestar. Para ello, conseguir relajarnos es imprescindible.

Detectar los momentos que van haciendo mella en nuestra salud y personalidad y transformarlos en algo positivo. Nuestros happyamigos nos explican algunos de estos momentos: “cuando estoy tremendamente cansado y aún queda jornada y tareas pendientes”, “irme a la cama como un mono cabreado”, “no estoy hecha para esta época en la que me ha tocado vivir” –refiriéndose al estrés que le produce la tecnología-, “quedarme en la cama intentando dormir, es lo peor, porque no paro de darle vueltas y vueltas. A veces termino despertando a mi pareja y terminamos discutiendo”. “el estrés afecta a mi memoria, cuando es fuerte me bloqueo”, “dolor de estómago, nauseas, vómitos”,…

Sugerencias de algun@s HappyAmig@s para enfrentar estas situaciones:

“La meditación, me he acostumbrado a gestionar estos momentos complicados. Me paro, respiro, paseo, hago otra cosa y cuando las aguas vuelven a su cauce, me pongo con los problemas”. Combinación de varias técnicas ajustándonos a cómo estemos y lo que necesitemos.

“Ser bastante tranquilo/a (o pasota)”. Entrenar la personalidad hacía estados de serenidad. Desarrollar equilibrio emocional y autocontrol.

“Aprender a controlar los nervios”. Relacionado con lo anterior, buscar y aplicar métodos que nos permitan disminuir nuestra ansiedad o estrés.

“Despertarse por las noches y ponerse a pensar como haría esto o lo otro y mi truco es levantarme y escribirlo en un papel”. Cuando nos cuesta dormir o nos desvelamos en mitad de la noche porque no podemos dejar de darle vueltas en la cabeza a algún problema, levantarse beber agua, respirar y como dice nuestra happyamiga anotar lo que estamos pensando y la solución que se nos pueda ocurrir en ese momento ayudará a tranquilizarnos y a que no se desvanezcan entre sueños nuestras ideas.

“La meditación o la relajación. Me siento cómodo/a y respiro profundamente durante un rato. Como cada vez lo práctico menos me cuesta llegar a la relajación por esta vía”. Siempre que podamos hemos de entrenar durante unos minutos al menos, el método de relajación que más fácil nos resulte. Su desarrollo te ayudará a mejorar progresivamente y podrás conseguir que sea un hábito saludable que te acompañe en tu bienestar diario.

“Intentar apartar todos los problemas de mi mente: paseo, hago otras cosas…sí me quedo más tranquilo/a”. Buscar actividades alternativas a las situaciones asociadas con nuestros problemas. Métodos de evasión como pasear, leer, visitar un museo, ir al parque,.. son sencillos y efectivos a la hora de cortar mentalmente con lo que nos esté rondando por la cabeza para despejarnos y retomarlo con energía positiva.

Y a ti, ¿Qué te produce ansiedad, inquietud o estrés? ¿Qué haces para superarlo y sentirte mejor? ¿Crees que podrían ayudarte para aprender métodos más sencillos y personalizados?